‘’Demasiadas startups pivotan demasiado temprano, abandonan demasiado pronto y esperan un despegue rápido’’ – Bobby Martin. Este emprendedor es el autor del libro ‘’Los principios del Palo de Hockey’’, donde refleja todo lo aprendido durante su trayectoria laboral para así ayudar a futuros emprendedores a saber más sobre qué esperar al inicio de un nuevo negocio, los años clave (the blade years, con ingresos y crecimiento bajos) y cómo actuar en cada etapa de crecimiento.

El libro se basa en el principio de que el crecimiento de muchas de las nuevas empresas innovadoras (una gran parte de ellas de base tecnológica) tiene gráficamente forma de un palo de hockey: los primeros años se mantienen constantes con cifras reducidas de ingresos y, posteriormente, dan un gran salto que eleva todas las expectativas consiguiendo que estos despeguen.

Este concepto surge tras la realización de un estudio cuantitativo sobre 172 empresas de éxito, de diferentes industrias y tamaño que tienen en común dos aspectos: Innovación en lo que ofrecen y una puesta en marcha que alcanzó al menos 1 millón de dólares en ingresos en su séptimo año. La forma gráfica del palo de hockey aparece perfectamente reflejada al representar la mediana de los ingresos de todas las empresas. También analizó numerosas variables que cumplen con esta pauta gráfica, algunas de las cuales explicamos.

Una de las conclusiones más importantes a las que Bobby llegó, fue que las empresas durante sus primeros dos años, incluso las que se convirtieron en grandes compañías (ingresos actuales de más de $ 100 millones), registraron ingresos similares en comparación con aquellas empresas que actualmente son más pequeñas (ingresos de menos de $ 100 millones). En los tres primeros años de vida estas empresas aglutinan experimentación y pivote, metodología de prueba y error, dinero desperdiciado y fallos a corto plazo.

Otra de las cuestiones que aborda es la diferencia en los ingresos que tienen las empresas con modelos de negocio B2B, B2C y B2B2C. El resultado fue que las 24 empresas del estudio que vendían a ambos (empresa y consumidor final) crecieron mucho más significativamente que aquellas que solo lo hacían a uno de ellos. Destacar, por un lado, que para el estudio de esta variable utilizó empresas tales como Facebook, Sageworks y Dropbox y, por otro, que la opinión del autor es que los mayores ingresos vienen ocasionados al tratarse de organizaciones mucho más complejas y que poseen ciclos de ventas analizados muy en profundidad.

En tercer lugar, comparó entre las empresas que vendían bienes tangibles o intangibles y obtuvo como resultado que los productos intangibles generan más ingresos: En su séptimo año, estos productos (tales como software y plataformas online) aumentaron los ingresos un 53% más que los tangibles (ropa, comida, vehículos de transporte…). Nueve startups que vendían servicios crecieron más de $ 100 millones en comparación con las seis que vendían productos tangibles. Tres nuevas empresas de servicios crecieron más de $ 500 millones, y dos de ellos, Google y Facebook crecieron más de $ 1 mil millones. Solo dos nuevas empresas con los productos tangibles crecieron a $ 500 millones y ninguna aumentó a mil millones.

Esto es debido, en parte, a la dificultad que supone rentabilizar la inversión de los productos por cuestiones como la construcción de prototipos, almacenaje y todo el capital en general en comparación con que se realizada en los servicios, donde en la mayoría de los casos no se utilizan equipos o maquinarias costosas. Además, mencionar que el capital riesgo está cada vez más interesado en los servicios, sobre todo en software, servicios financieros y tecnologías de la información.

En ‘’Los principios del Palo de Hockey’’ aparecen muchas más variables analizadas para explicar esta particular forma de crecimiento de las empresas. Algunas de las principales:

  • ¿Empezar con cofundadores o solo?: Según el estudio, para lograr un crecimiento más rápido en los periodos iniciales es conveniente comenzar con cofundadores.
  • ¿Es la edad sólo un número?: No hace una gran diferencia, puesto que aquellos emprendedores con más edad consiguieron unas cifras inicialmente más altas pero, después al séptimo año, aquellos sin tanta experiencia se habían puesto al día y consiguieron unas cifras mucho más satisfactorias. La conclusión final es que de 25-30 es una buena edad para comenzar un negocio.
  • ¿Ayuda tener experiencia en la industria?: Este estudio analizó 49 startups exitosas: 12 con fundadores que tuvieron experiencia en la industria antes de comenzar sus empresas y 37 que no la tenían. Al principio, las que tenían experiencia en el sector crecían mucho más rápido, acumulando $3.2 millones durante sus 3 primeros años en comparación con $1.9 millones de las empresas ‘’outsiders’’. Sin embargo, al séptimo año las empresas outsiders tenían el doble de ingresos que las ‘’insiders’’ causado en parte a que estas primeras, aunque no ignoran las prácticas comerciales actuales en una industria, no están pegadas a ellas y consiguen combinar los métodos comerciales existentes con otros más novedosos.

En este libro, el mensaje que Martin quiere dar a todas estas personas es que no se rindan ya que todos los principios son duros pero que si creen en su idea, es cuestión de tiempo que el esfuerzo se vea recompensado.

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