Los avances realizados en los últimos años nos han permitido adentrarnos en el conocimiento del comportamiento humano como individuo y, por extensión, como consumidor.
Cuanto más conocemos a nuestro clientes, sus gustos, preferencias y necesidades, mejor podremos satisfacerlos, sorprenderlos y superar sus expectativas.
A continuación destacamos algunas de las conclusiones de aplicación en nuestra empresa, publicidad y productos gourmets.
Texturas. Cuantos más sentidos se impliquen mayor impacto y recuerdo generará nuestro producto gourmet. Podemos utilizar, por ejemplo, materiales agradables al tacto para transmitir suavidad, delicadeza o rugosos para transmitir producto natural, sin aditivos, ecológico…
Lo sencillo gusta más. Nuestro cerebro se rige por formas básicas: cuanto más sencillo sea nuestro logo, imagen, producto…más nos llamará la atención. La publicidad sencilla y visual es más atractiva para nuestro cerebro.
Formas redondeadas. Nuestro cerebro responde mejor a las formas curvas, más fáciles de encontrar en la naturaleza que las aristas. Utilizar una forma lineal donde habitualmente encontramos una forma redondeada o en combinación con ella, crea un contraste que también ayuda a captar nuestra atención.
La forma que demos a nuestro producto gourmet o envase hará que nos transmita una sensación u otra, ya que nuestro cerebro piensa en imágenes.
Miramos a los ojos y seguimos la dirección de la mirada. También de los modelos que se utilizan en publicidad, así que debemos hacer que dirijan su mirada hacia el producto o información que más nos interesa transmitir.
Los colores transmiten emociones. Debemos tenerlo en cuenta al diseñar un producto, un packaging o la publicidad de tu marca.
Emociones. Con nuestros productos gourmet y su presentación debemos cuidar todos los aspectos que puedan despertar emociones y sensaciones positivas en nuestro cliente: salud, sabor, naturaleza, juventud, bienestar…una atención esmerada y personalizada a nuestros clientes, transmitirán calidad y compromiso por las cosas bien hechas.
En el punto de venta, los aromas, colores, disposición del producto, temperatura y resto de elementos que puedan influir en un mayor bienestar, contribuirán a que el cliente pase más tiempo en él y, por consiguiente, se incrementen las posibilidades de que adquiera tus productos.